1988 - 1990 Formentera Guitars
Se había desarrollado una verdadera amistad entre Thomas Stratmann y yo durante su trabajo para Rockinger. Thomas, carpintero y profesor de Artes y Oficios, tuvo la idea de ofrecer cursos de construcción de guitarras como parte de nuestro programa personalizado. La idea consistía en montar una campamento con tiendas de campaña en Amrum u otra isla de Frisia Oriental, junto a un taller alquilado. Debido a mi amor por Formentera, inmediatamente dije: "Lo haremos, pero en mi isla favorita. Imagina un curso de construcción de guitarras en las Islas Baleares, ¡en Formentera! El mejor regalo que te puedes hacer a ti mismo". Nos pusimos de acuerdo y en otoño de 1987 reservamos vuelos para explorar e investigar esta isla desconocida para él y Züli. ¡Nos entusiasmamos inmediatamente y tomamos la decisión!
Hoy en día ya no merece la pena volar a esta isla, pero en aquel entonces era una verdadera pasada. Un grupo de gente joven e individualista, hippies, bares de playa relajados con buena música, conciertos en distintos clubs por la noche y el mar con playas casi caribeñas. En definitiva, un verdadero paraíso al que era relativamente fácil llegar desde Ibiza, en un ferry de madera.
En abril de 1988 volé allí de nuevo para buscar unas instalaciones apropiadas, lo que resultó ser bastante más complicado de lo previsto. (Puede leer todos los detalles en mi libro "Angst & Schrecken auf Formentera"). Pese a todo, encontré un taller adecuado y anunciamos con orgullo nuestros planes en el próximo catálogo de Rockinger, como una realidad palpable y fascinante. Resulta increíble pero, en pocos días, teníamos los primeros cursos totalmente reservados, con depósitos de clientes en nuestra cuenta. En ese momento, sin embargo, el "taller" seguía siendo el almacén de bebidas de un tal Toni Xeroni - ver aquí:
Cita de mi libro: “Dios..., ¿saldría todo bien? Toda clase de gente competente me había dicho que todo es particularmente difícil en España: “¡Ja! ¿Qué? ¿Las Islas Baleares? ¡República bananera!” Algunos nos llamaron locos. En realidad, sólo estaban celosos. Una escuela de construcción de guitarras bajo el sol del Mediterráneo. ¿Puede haber algo mejor?...”
Todo fue salió rodado. Thomas resultó ser un profesor excelente y los estudiantes dejaron nuestra isla eufóricos. Todo el mundo hablaba de nosotros.
1989 Formentera Guitars en la feria de Frankfurt
En realidad, estaba fuera de nuestro alcance, pero dijimos: "Hagámoslo". Construimos nuestro pequeño stand de la feria asemejando un quiosco de playa, de los que hay a montones en Formentera. Incluso echamos arena por el suelo. También teníamos tumbonas de madera, una palmera, un mapa de la isla y algo de música. Incluso fuimos varias veces antes a broncearnos con rayos UVA para irradiar algo de estilo mediterráneo nosotros mismo. Por la mañana, puntualmente a las 9, llegaron los expositores normales, la mayoría de ellos vestidos de traje y corbata. Llegamos a las nueve y media como muy temprano y nos cambiamos de ropa. Fuera la ropa de calle, adelante con las camisas finas de verano y sandalias Birkenstock.
Fuimos una pequeña sensación en la funcional feria de Frankfurt. Bill Lawrence se pasó por nuestro stand varias veces, actuando allí, con su sombrero de vaquero calado. Tocaba la guitarra muy bien y la gente se agolpaba en torno a nuestro puesto playero para verlo.
En los 80, esta isla estaba que ardía: vino, mujeres y canciones. Playa y vida nocturna a la manera española, con bares como Fonda Pepe, el Pirata Bus o el Kiosko Anselmo. Además, había costas desiertas y muchas fiestas (en las que éramos los reyes, con nuestro sistema de audio y nuestro generador Honda).
Hoy en día todo esto ya no existe. La isla está tomada por italianos. (Por aquella época Formentera estaba llena de nuevos ricos de Düsseldorf. Aprendí español de verdad mucho más tarde. En mi segundo libro, hago que un tarado dispare a un grupo de ruidosos turistas de Düsseldorf desde el balcón de un hotel - ¡seis muertos! En las islas también puedes conseguir rápidamente tu dosis de odio. Llegué tan lejos que, en una de mis clases, cuando estábamos actuando en el Blue Bar le sacudí dos veces a uno de mis estudiantes en la boca, porque no dejaba de agarrar a mi nueva novia mientras estábamos sentados tocando. Lo arrastré hasta la terraza y le golpeé, hasta que dos personas me sujetaron. Este tipo, alto y corpulento, apenas se inmutó con los puñetazos y me dijo: “Si vuelves a darme un golpe te lo devolveré”. Lo cierto es que él había sido boxeador amateur de pesos pesados así que me podía haber llevado una buena.
Tanto en la isla como en tierra firme, si alguna vez has desarrollado una afinidad con el país y el estilo de vida de los españoles, aprender este idioma es sólo la consecuencia lógica. Yo sigo trabajando en esto a día de hoy.
Cuando tuve que ejercer como maestro, pronto demostré ser no ser el más adecuado. La paciencia no es exactamente mi característica más destacada. En los cursos siempre había uno u otro participante que me ponía de los nervios. Acabé haciéndome cargo de más tareas organizativas. En realidad no fui capaz de completar un curso por mi cuenta como profesor.
El fotógrafo Dirk E.
Cuando se trataba de hacer fotos recurríamos a un viejo colega músico, Dirk E. Un muy buen compositor, fotógrafo de profesión, con un buen trabajo en el Sprengelmuseum de Hannover: todo el día fotografiando obras de arte para catalogarlas. Tenía un buen sueldo, tiempo libre y ocupaba un gran estudio, con habitaciones reservadas para máquinas de revelado y otros equipos profesionales. Acudía allí a menudo, con todo tipo de guitarras y piezas, para tener fotos con las que ilustrar nuestros catálogos. Todo iba genial. Dirk tenía varias cámaras Hasselblad de gran formato y toda la iluminación y equipamiento que se podía desear. Era sorprendente, sin embargo, ver cómo botellas de cerveza vacías se iban acumulando sobre las mesas de aquel sitio. Y cada vez había más. Como “empresario” empecé a pensar en cuánto dinero costaba todo aquello. Y cuantas más botellas aparecían, peores eran las fotos: borrosas, con pelusas, arañazos, de todo. Al final las mesas tenían encima junglas de botellas de cerveza vacías y Dirk parecía cada vez más ausente. Un día me presenté ante el portero para hacer otra visita al fotógrafo de la casa y recibí una respuesta negativa: "El Sr. E. ya no trabaja para nosotros".
Eso fue a finales de 1988, justo cuando estábamos a punto de hacer un nuevo folleto para la siguiente temporada de Formentera Guitars. Localicé a Dirk en su casa y accedió a tomar las fotos para nosotros en su casa, sin problema. Llevamos todo el material allí y dos días después volvimos de nuevo. Los resultados de las fotos fueron tan lamentables y Dirk estaba tan desolado que incluso la idea de protestar parecía completamente fuera de lugar. Fue increíble, un fiasco. Así que recogimos nuestras guitarras y salimos de aquel lugar de horror.
1990 Formentera
Íbamos hacia Formentera en una vieja furgoneta Volkswagen verde y, desafortunadamente, tuvimos un accidente antes de llegar a Lyon por la mañana temprano. Me había quedado dormido al volante. Un fuerte golpe, luego un chirrido metálico y el parabrisas se plegó 90 grados. Al final nos deslizamos contra la valla de la carretera y salimos de la furgoneta tan rápido como pudimos a través del parabrisas. La Volkswagen había quedado para la chatarra, pero aparte de eso, no hubo daños. Unos pocos arañazos en el cuerpo y nuestro inventario (madera, herramientas y piezas) intacto. Me sentí muy culpable por mi fracaso y casi me tiro ante el siguiente camión que pasaba. Poco después vinieron los gendarmes y nos acercaron, a nosotros y a la furgoneta, hasta el siguiente pueblo.
Nos instalamos en un albergue y discutimos qué hacer ahora. La solución: seguir con una camioneta alquilada, alquilar otra en España y devolver la francesa. Dicho y hecho: Fuimos con la furgoneta alquilada al desguace (donde nuestra Volkswagen había encontrado su último lugar de descanso) y traspasamos todo el material a la nueva furgoneta. Rescatamos las matrículas de aquel montón de chatarra y nos dirigimos al sur.
En una parada de la autopista vimos una caravana alemana con varias tablas de surf en el techo y nos animamos a hablar con el conductor. Era un tal Wolfgang, de camino a Ibiza para hacer windsurf. Le describimos nuestra situación y le sugerimos que sería mejor ir primero a la mejor isla de todas las Baleares. Y por supuesto, que le pagaríamos por el viaje si cargaba nuestras cosas en su caravana y traía todo a "nuestra isla".Le pareció un buen trato. Colocamos nuestro material en la caravana, Thomas Stratmann devolvió la camioneta de alquiler y yo conduje con Wolfgang de Denia a Ibiza y luego a Formentera.
Al final todo salió bien. Thomas pronto llegó a Formentera por tren y ferry. Una vez que llegué a Formentera, decidí tomármelo como un nuevo comienzo. Al menos un poco. En primer lugar, dejé de tomar Fernet Branca. Y segundo, ya estaba cansado de mi coleta a lo Karl Lagerfeld. De todos modos, no me estaba gustando parecerme a todos esos viejos hippies de Formentera. Solución: ¡Cambio de look!:
Parecía que la suerte no estaba de nuestro lado, pero mejoró: En en local de nuestro amigo Dirk "Leon" en la remota Mola, descubrimos una furgoneta Volkswagen, del mismo año que la nuestra. La hicimos pintar de verde y Dirk (fanático de los coches) cambió – a saber cómo - el número de chasis. Luego puso las matrículas de la furgoneta destrozada en la nueva y fue como si nada hubiera pasado. Por 400 marcos, ya estábamos en posesión otra Volkswagen con la que podíamos llevar a nuestros alumnos del taller a la playa.
Pronto hubo problemas personales con Züli y mi familia, de modo que, después de tres años de cursos la situación no era sostenible. Especialmente porque nuestra compañía Rockinger había sufrido mucho por este compromiso balear que suponía Formentera Guitars. Los jefes fuera de la oficina. A la larga eso no podía salir bien.
Züli y yo vendimos nuestras acciones de Formentera en 1990 a un exalumno del curso que continuó dirigiendo la escuela de construcción de guitarras junto con Thomas Stratmann. Diez años después, Thomas también tiró la toalla y ahora está dando cursos en Hannover. Pero Formentera Guitars todavía existe hoy en día. La escuela aparece en muchas guías de viaje porque Formentera no tiene mucho más que ofrecer como puntos de interés para visitar, salvo algunas iglesias y algunos faros.
Aquí hay una colección de fotos de toda la gente que conocí allí en los 80 y 90. Un montón de buena gente, aunque también algunos idiotas... Y al 95% de ellos no los verás de nuevo en la isla estos días. O no vuelven, se han mudado o acaban de morir.
Hoy en día, esta isla está totalmente comercializada y dominada por los italianos de mucho dinero. Nada en contra de los italianos pero, hoy, en los bajos de las casas de los pocos pueblos sólo hay boutiques y tiendas de regalos. Estos italianos se relacionan sólo entre ellos, como hacían los alemanes de Düsseldorf en los 80. En esta isla que era tan encantadora ahora el contacto social es prácticamente imposible.
Aquí hay otra pequeña digresión de 2006 que puse en el papel en aquel entonces con respecto a la decadencia y el declive:
¿OFERTA Y DEMANDA?
Pensaba que lo de Formentera acabaría muy pronto. Lo que los operadores turísticos alemanes e italianos habían preparado, con sus paquetes para proletarios e idiotas de todo tipo, ha sido magníficamente exagerado con perfidia por parte de los isleños que hacen negocios. Todos, ya sean isleños o extranjeros, sólo quieren ganar dinero, sin importar las pérdidas. Cada calle de cada pueblo está cerrada al tráfico y embaldosada, cada 20 metros un árbol vallado o, incluso, una palmera, cada 5 metros una farola, una mierda ridícula. Casi todos los quioscos de playa realmente buenos han desaparecido en los últimos dos años, y la mayoría de las "personas interesantes” se han trasladado al continente o a otro lugar. Los primitivos pensionistas de Renania del Norte-Westfalia ocupan lugares más bien españoles, los aburridos francos dominan importantes zonas de playa y ofrecen una cocina pseudo-moderna, mal hecha y a precios completamente inflados. A los españoles insulares se les pediría que pusieran fin a esto, pero ellos mismos son demasiado aburridos, estúpidos e insípidos. Cuando un alemán abre un negocio en Formentera, se trata de cervecerías, boutiques, bares de hamburguesas o tiendas de regalos con importaciones asiáticas. Si el emprendedor es un joven español, monta estudios de tatuajes y piercings. El italiano, por supuesto, viene con pizzerías, agencias inmobiliarias, cibercafés. Al final, un desastre total. Uno se alegra de que sigan en pie las últimas ferreterías españolas con sus paelleras y excelentes cuchillos Arcos.
Pero en San Ferran, el gran desastre espera - o no. Frente al muro de la Fonda - en el que en los últimos tres años no se sentaron filósofos, sino tontos aburridos - se construyen nuevos edificios. La hermosa hermosa vista desde arriba de la escombrera ha desaparecido.
Es imparable, la mayoría de las cualidades reales de Formentera (música en vivo en todas partes, bares al aire libre, el Quiosco Anselmo, el Pirata Bus bajo la ocupación española) se desvanecieron hace 15 años. ¡Olvídalo! Las playas siguen siendo hermosas. Pero las compartes con pensionistas, familias aburridas e italianos puritanos de punta en blanco.
San Fernando, o ahora Sant Ferran, ese feo pero entrañable y, en última instancia, auténtico pueblo que, durante más de 3 décadas, proporcionó cobijo a desertores, hippies y otra gente rara, está en proceso de degenerar en un pueblo congestionado, corriente y moliente, volviéndose cada vez más anodino con el paso del tiempo. El parque infantil de Bob Baldon, bueno.... suena bien aunque es más bien una excusa para que la biblioteca de préstamo ya no esté allí.
Hippies, fenómenos, intelectuales han venido a Formentera desde mediados de los sesenta. En la Fonda Pepe parecían haber encontrado un foro para difundir sus ideas. El propietario, Pepe, reparaba las bicicletas de la gente, se unía a las discusiones y se divertía con las nuevas cosas que llegaban a la isla. En algún momento, su hijo Julián también lo hizo. Cientos de personas se sentaban allí dentro y alrededor de la Fonda. Al recoger las consumiciones uno se sentaba, hablaba con la gente, pura comunicación, los inmigrantes hablaban español hasta cierto punto, inglés siempre, Julián hablaba inglés hasta cierto punto y por supuesto también alemán, como muchos otros lugareños de la isla. Además, había españoles de la península como Pascual, que abrió el Bus Pirata, un quiosco de playa consistente en pequeño autocar con las ventanas abiertas, donde se podía tomar una buena copa en la playa antes o después del baño en el agua mediterránea superclara y a 24° y escuchar música genial: Stones, Dylan, King Crimson, Doors, lo que sea... Y todos querían follar, hombres y mujeres... Y eso funcionó, era más o menos la idea. Schoppie hizo muescas en el cabecero de su cama en su finca. Una propiedad que había comprado a un granjero en 1968 por poco dinero y que pagó totalmente en tres años, con los ingresos de la venta de sus objetos de artesanía. ¿Y qué podría ser más hermoso que un gran foro de gente con ideas afines que también se acuestan entre sí? Uno no caía en actitudes de machito ligón, todo era igualmente deseado por ambas partes, hombres y mujeres.
¡Un paraíso para los cachondos! Rudie Duschke, Langhans, Bommie Baumann y Uschi Obermeier ya habían promocionado esto, pero posiblemente incluso en la India no lo habían vivido tan libremente como los fenómenos de la simple costa balear, sin un verdadero choque cultural. Los españoles ya eran diferentes. Ya no eran gobernantes del mundo, que se entregaban a las corridas de toros, sólo para saborear la cercanía de la muerte a través de la buena ropa y el precio de la entrada para el asiento en barrera, francofóbicos, discretos coleccionistas de dinero para sobornos, pero también víctimas fáciles de tortura y otras penurias.
¡Pero amigos, eso fue hace mucho tiempo! Pasado, olvidado. Incluso yo lo ignoraba. Mi primera estancia, en 1983, tuvo lugar 15 años demasiado tarde para capturar a la España de después de Franco y a esta minúscula isla todavía en su apogeo original, si es que alguna vez existió. Aunque hay registros, incluso libros de cuentos e historias cortas, de un grupo de emigrantes que se lo pasaron de maravilla en las circunstancias que aquí se dieron. Pero los españoles habían experimentado cosas malas: habían sufrido torturas, o ellos mismos, o miembros de sus familias, o personas cercanas. Algo así da una mala impresión, los psicóticos, los narcóticos, pueden robar toda el impulso de la vida real. Añada a eso la estúpida fe católica que está más presente en este país que en cualquier otro lugar de Europa. Aunque, ¡alto! ¡No es completamente así! En la península ya hay nuevas ideas, creatividad, incluso diseño notable, cine, literatura, moda, etc.
¿De dónde viene el turismo? ¿Cómo es que la gente se va de vacaciones, gastando su dinero? En última instancia, sólo a través de la oferta y... ¡dejemos de lado la palabra "demanda"! - por el dinero vacante, dinero que está en los bolsillos de la gente y puede ser gastado. ¡Oh, milagro de la economía! Aunque, en este caso, ese dinero vacante no se gasta aquí en nuestra querida patria y se devuelve al flujo financiero, sino en esa lejana España a todos esos comerciantes - ¡al menos hoy en día en nuestra propia moneda, el EURO! ¡De acuerdo!
O el ejemplo de Mallorca: un espacio vital muy favorecido en el área europea, similar a la Toscana, fue usado por operadores turísticos alemanes baratos como Neckermann en los 60 y hasta finales de los 80, así que pasó más de 3 décadas como un destino rápido perfecto. ¡Décadas! como un perfecto y rápido destino para unas perfectas vacaciones de bajo coste, por los entonces ya existentes viajeros de media distancia más exigentes, denigrada como “isla para las señoras de la limpieza”. Una isla de patatas fritas, de bajo nivel, con mucha influencia inglesa, muchos restaurantes asiáticos dudosos y la peor gastronomía a manos de ingleses, irlandeses o escoceses. “Fish and chips” y cosas peores.
Uno podría asumir que estos locos de los 60 no sólo vinieron a las Islas Baleares porque todo era particularmente barato. Aunque, algo debe haber pasado en los círculos internos. Vivir gratis, tumbarse al sol todo el día, el paraíso si tienes suerte, un pequeño domicilio alquilado al agricultor, 5 plantas de tomate y 10 patatas para la autosuficiencia. Los huevos se compraban al granjero, al igual que el pan. ¡Pero ten cuidado con las chicas locales! Los chicos locales ya estaba sobre aviso, al menos si los padres de las chicas se habían encargado de ello. Pero estos enclenques de la época de Franco no eran tan duros como las familias del sur de Italia o incluso de Albania, donde en poco tiempo el vengador era enviado con un largo cuchillo bowie para acabar con la desgracia familiar y enterrar a los extranjeros asesinados en algún lugar. El español, aunque sólo estemos hablando de los payeses de Baleares, es mucho, mucho más tolerante. Aunque en este caso, la tolerancia surge más bien de sentimientos de miedo específicos, sufridos políticamente. Una vez que un guardia ha introducido lentamente agujas largas, delgadas y puntiagudas en los dedos de los pies con el fin de obtener información, se piensa de forma diferente sobre la tolerancia, la integridad y otros altos valores humanos.
Hubo todo tipo de problemas con las generaciones más jovenes , esperables, desde un punto de vista histórico. Muchas chicas payesas se salieron del buen camino al coquetear con un extranjero. Y los extranjeros tampoco tenían muchos escrúpulos. Nadie lo sabía de antemano. Nadie podía estar seguro de eso. Aquellos que hicieron el largo e incierto viaje hasta aquí tenían otros ideales, ¡seguro! ¡Por el amor de Dios! O tal vez estas chicas fueron suficientemente descaradas. Suficientemente descaradas para decir adiós a casa para siempre, suficientemente descaradas para plantarse a un lado de la carretera con sus pulgares moviéndose, encantadas de dar un paseo con los dueños de aquellas furgonetas Volkswagen, semicapitalistas, privilegiados y con ideas afines.
Bien, tal vez eran todos holgazanes, soldados de fortuna, sujetos cuestionables, incluso parásitos y mendigos, jóvenes desertores simplemente esforzándose por llegar a una ociosidad óptima. ¿Y qué podemos argumentar contra esto? La salvación ciertamente no está en el trabajo, en el empleo, en aparecer en el lugar de trabajo cada mañana para lograr metas elevadas bajo la presión más intensa.
Condiciones de mierda en el norte de Alemania, condiciones de mierda en todo EE.UU. Así que buscas otros lugares, y todos los que ahora, en 2006, están en esos países, serían felices si pudieran encontrar una isla como Ibiza, o incluso Formentera, intacta, virginal. Pero: ¡ya no está, queridos amigos! ¿Qué opinas? ¿Dónde está la felicidad hoy? ¿Cabo Verde? ¿Es así? ¡Demasiado caliente! ¡Demasiado húmedo! No pasa nada. ¿O volamos a Asia? Turismo sexual o con locales que te examinan todo el tiempo, totalmente comprensivos, pero que no entienden nada. “¿Quieres follarte a mi hermana?” Tal vez incluso a "mi hija". ¿"Mi hijo"? ¡Mierda! "¡Mi hermana lo hace superbien!" ¿Es virgen la "hermana"?, o incluso... “¿tiene edad para follar?"
Para muchos hijos de puta, eso es algo bueno. ¿Pero yo? ¿Nosotros? Nos fortificamos moralmente, que también queremos follar a lo bestia, ¡pero con gente de ideas afines! No con adictos, ni en un prostíbulo. ¡No puede ser! Aún somos lo suficientemente hombres para conseguir nuestro objeto de deseo. Conocemos nuestro camino. De la forma de la cara podemos deducir la forma de las nalgas, ¡décadas de rutina! Incluso al revés, por la simetría y por la intensidad óptica de la curvatura de los cachetes del culo de esa mujer podemos inferir su cara. Hasta la boca de esa mujer nunca vista, cuyos voluptuosos labios rodearán nuestra polla y continuarán chupando, lamiendo y chupando. ¡Sí! Sólo las voluntarias, autoproclamadas "sucias putas de mierda", que atamos firmemente y de mutuo acuerdo al cabecero de la cama con esposas plástico cromado, compradas en el departamento de juguetes de un centro comercial. Saca la lata de vaselina Rossmann del cajón de la mesita de noche, abre la tapa y abusa asquerosamente de esta mujer, este objeto de deseo, eso sí, "tal y como ella lo desee" y escuchando sus gritos de placer sin medida.
OK, eso fue todo aquí o, en las Baleares. ¿Dónde hay más, por favor? ¿En República Dominicana? ¡Basta ya con el Caribe! ¿Paraísos turísticos junto a guetos donde los pobres negros vegetan, sin agua corriente, sin coches, llevando cargas en sus cráneos, sobre un soporte redondo? Es fascinante como manejan eso, 20 litros de agua. Pero nosotros los turistas nos tumbamos en las playas de arena fina, bebiendo Whisky-Cola, sin preocuparnos por los locales, con sus loros posados en el hombro y que incluso a veces nos molestan. (Ofreciendo Rolex de pega en el bolsillo de su chaqueta. ¡No es aceptable!)
Bueno, no fue tan malo en España. A lo sumo, al revés, los puritanos locales (la mayoría de ellos eran franquistas) se escondían detrás de las dunas con prismáticos y se masturbaban al ver a las mujeres del norte de Europa, de tetas firmes y culos redondos. ¡El buen pajillero del medio entre Arabia y el norte de Europa!
Y Formentera sigue siendo muy visitada...
"Documentos Secretos"
Aquí está nuestro tercer plan de curso (¡documento histórico!)